lunes, 10 de agosto de 2009

Los vínculos y los lazos de sociabilidad

1) Categorías relevantes
Sociedad: sociedad como estructura en permanente cambio y que tiende a la fragmentación de las significaciones sociales.

Sujeto: Entiendo al sujeto no como un individuo sino como una colectividad y al objeto como poseedor de un valor social, representando un interés o una institución. En todos los casos nos encontraríamos ante un sujeto y un objeto diferenciado según criterios económicos o políticos, éticos o históricos. No hay nada en el sujeto que no sea la resultante de la interacción entre individuos, grupos y clases. La producción del sujeto es histórico-social.

Joven: La categoría juventud existe en tanto se ha dado las condiciones históricas y espacios que han favorecido su existencia, como son la escuela, la moratoria social y el surgimiento y permanencia de espacios específicos de consumo y de medios de comunicación que han permitido su visibilización, así como su constitución como objeto de saber para distintas disciplinas como la Medicina, Psiquiatría, Pedagogía, Ciencias Social, entre otras. La juventud se constituye en una forma de institución imaginaria al sufrir, mediante las relaciones sociales, una serie de procesos de aceptación, legitimación y sanción social. Las instituciones son un conjunto de significaciones que remiten al ámbito de las aceptaciones colectivas y se constituyen en una expresión de lo humano, en la medida en que ellas son solo posibles si están insertas en una red simbólica.
El joven en la actualidad se encuentra inmerso en una encrucijada: al tiempo que algunas de las viejas instituciones siguen funcionando cargando sobre si el peso de las ideas modernas, con sus normas, su deber ser y su idea sobre el futuro, otros nuevos marcos se imponen: el consumo como lógica de la libre elección, nuevas relaciones de carácter laxo, la libre competencia en un mercado que impone limites.
La adolescencia es un tiempo abierto a la resignificación y a la producción de dos tipos de procesos de recomposición psíquica: aquellos que determinan los modos de concreción de las tareas vinculadas a la sexualidad, por una parte, y los que remiten a la desconstrucción de las propuestas originarias y a la reformulación de ideales que luego encontrarán destino en la juventud temprana y en la adultez definitiva.

Subjetividad: La subjetividad está transitando por transformaciones influenciadas por cambios sociales, es por eso que hoy asistimos a nuevos padeceres, producidos por la misma cultura en donde el sujeto como dijo Freud, sólo se podrá manifestar a través de síntomas.
La subjetividad debe ser planteada como una estructura en permanente cambio. Es por ello que se necesita mirar esta como un sistema abierto, singular en cada sujeto y dispuesto a ser modificado respecto a las diferentes relaciones que establece el sujeto en sus diferentes campos, de ahí su naturaleza social, por eso la oposición de individual y social en la subjetividad no tiene cabida.
La subjetividad es al mismo tiempo singular y emergente de las tramas vinculares que lo trascienden, por tanto como, el sujeto es un ser de necesidades que sólo se satisfacen socialmente en relaciones que lo determinan.

Sociabilidad: recurso inestimable de la historia contemporánea, también parte del carácter relacional de los individuos pero en este caso se trata principalmente de analizar estas relaciones en su dimensión asociativa. La sociabilidad se manifiesta en la búsqueda de un socius, de un compañero; o también por la integración en un grupo. La sociabilidad es la capacidad, la aptitud que permite al individuo vivir con los otros y en grupo, y es fruto de comprensión hacia el otro, de posibilidad de simpatía y empatía.
Con el desarrollo de la madurez las posibilidades asociativas se multiplican, y las relaciones sociales se descubren mejor. El adolescente no sólo tiene la necesidad de encontrar un amigo, sino, que de hecho se hace capaz de vivir la amistad dado que tiene la capacidad de sociabilidad.

Vinculo: Atadura/ condición material de nuestra existencia. La noción de vínculo trata de dar cuenta de las modernas formas del malestar en la cultura. Los vínculos humanos son las estructuras que permiten y efectivizan la “atadura” de este ser - que nace abierto al mundo y con impulsos inespecíficos - a un campo simbólico que es la cultura en el tiempo histórico social que le ha tocado vivir.
Vínculo es esa estructura sensible, afectiva, ideativa y de acción, con la cual en un primer termino nos identificamos. Es el vínculo el que intermedia y permite nuestra inserción al campo simbólico. A ese magma de significaciones que es la cultura en la cual nacemos.
Lo grupal puede establecer lugares en donde los vínculos puedan fortalecerse y ofrezcan herramientas para vivir en comunidad, creando lugares en donde el sujeto pueda tener cabida, para que estos consoliden lazos sociales que puedan servir de refugio a esos ideales imperativos contemporáneos (comprar, verse bello, joven, sano, exitosos), ese decir, poder construir posibles salidas a esos laberintos que poco a poco van sumergiendo a la subjetividad en un culto al yo, a la individualidad, la cual va sometiendo al sujeto en una soledad tan devastadora, que la única salida posible es la muerte.

Identificación: La identificación no está planteada como identificación a una imagen sino a una estructura vincular que incluye significaciones sensibles, afectivas, ideativas y de acción y que luego colaboramos a reproducir.

Redes: entramado que habilita y facilita la circulación de ayuda en situaciones críticas así como la solidaridad y los intercambios cotidianos y recíprocos en el tiempo. Estas redes componen por fuera de los hogares una suma de vínculos que dan cuenta de las capacidades de sus miembros de mantenerse en relación con personas más allá de sus espacios de interacción económico-funcionales (ámbitos laborales y de mercados de bienes y servicios) en los que se encuentran insertos.



Mapeo de autores
CASTORIADIS, Cornelius; (2000) La institución imaginaria de la sociedad. Barcelona 2000. Editorial Tusquets.
COREA Y LEWKOWICKZ (1999). Se acabó la infancia? Ensayos sobre la destitución de la niñez. Lumen. 1999.
DUFOUR, DANY-ROBERT; (2001) Esta nueva condición humana. Los desconciertos del individuo-sujeto. LE MONDE Diplomatique, Edición Cono Sur.
GARCÍA CANCLINI, Néstor; (1990). Culturas Híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad. Ed. Grijalbo. 1990.
GARCÍA CANCLINI, Néstor; (1995). Consumidores y Ciudadanos. Conflictos multiculturales de la globalización. Ed. Grijalbo. 1995
LEWKOWICZ, IGNACIO. Teorías de la subjetivación postestatal. (2002) Universal y situación. Ley simbólica o diferencia. La ideología de las redes. Talleres. BsAs.
MEAD, Margaret; 1970. Cultura y compromiso. Gedisa. España. 1997.
REGUILLO, Rossana, (1993). "Las tribus juveniles en tiempos de la modernidad". En: Estudios sobre las culturas contemporáneas. Vol. V, Número 15; marzo de 1993. Universidad de Colima. México.
SARTORI, Giovanni (1997). Homo Videns. La sociedad teledirigida. Taurus. España. Segunda edición 2001.

lunes, 3 de agosto de 2009

Docente como intelectual transformativo

Está la necesidad de defender las escuelas como instituciones para el mantenimiento y el desarrollo de una democracia y también para defender a los profesores como intelectuales transformativos que combinan la reflexión y la práctica académicas con el fin de educar a los estudiantes para que sean ciudadanos reflexivos y activos.
Henry Giroux


Durante algún tiempo la denominación “intelectual” vio mermado su carácter positivo. Las concepciones del término pasaron de ser las de agrupaciones de personajes de ciencia, arte y cultura culta al de personas arrogantes que creían saberlo todo. A raíz de ello, hoy podemos hablar de intelectuales de variante leninista (aquellos que se autoproclaman tecnócratas políticamente orientados, semejantes a un partido de vanguardia) y los intelectuales transformativos (críticos a las ideologías tecnocráticas y instrumentalistas).
Dada esta aclaración, podemos agregar que la condición de intelectual no es el correlato de una profesión determinada. No se trata sólo de transformar la realidad en objeto de explicación, sino en objeto de la experiencia. El conocimiento está unido a la acción, por lo que se extiende la capacidad del hombre de reactuar sobre sus circunstancias. Mientras el conocimiento es de opciones de construcción, la práctica sirve para impulsar una construcción en la dirección desarrollada por el conocimiento.
Pensar es polemizar, pero hubo momentos –y aún se dan ocasiones- en los que si no adheríamos a Bordieu, Habermas o cualquier otro “ídolo” del ámbito académico no éramos realistas y nunca llegaríamos a ser los intelectuales que iluminen a la plebe.
Pero esto no es un problema de nuestro siglo, pues “intelectuales de variante leninista” como Sarmiento, Roca e Irigoyen se preocuparon en su turno por soluciones prácticas en el plano de la burguesía de la época. Carecían, como pasa hoy a varios, de la idea de sabiduría que emerge de la cultura popular. El país o la “nación” fue siempre una empresa de construcción exterior antes que una labor interior.
Sin embargo, si se considera que la educación va mucho más allá del adiestramiento para las prácticas; también debemos contextualizar en términos políticos y normativos las funciones sociales concretas que realizan los docentes. Se debe interrogar acerca del potencial teórico inmerso en las experiencias históricas y en las fuentes culturales de la totalidad de clases. Para ello hay que estar comprometido en conocer nuestra realidad. Esa realidad está en los saberes populares, en la literatura, la poesía, la música, en los dichos y dicharachos, y en todo lo que expresa el pueblo en su hacer, en sus obras tangibles e intangibles en sus formas simbólicas.
A lo largo de la historia se ha venido formando a “los intelectuales” como funcionales al establishment, gracias a las universidades "burocratizadoras del conocimiento” (como se escucha muchas veces afirmar a las agrupaciones estudiantiles de izquierda). Así mismo, las escuelas son otro de los lugares económicos, culturales y sociales inseparablemente ligados a los temas del poder y el control.
Aquí es donde juegan un papel primordial los intelectuales que se plantan como transformadores. Solo con esta postura, los profesores pueden educar a los estudiantes para ser ciudadanos activos y críticos. Con ello, no se pretende una autarquía teórica sino que también es importante considerar el contexto mundial en lo que tiene que ver con la producción del conocimiento.
Estos intelectuales son los pensadores, profesionales y estudiantes que no pretende engrosar la lista de favores y complacencias entre eruditos y poderosos. Diariamente, emergen nuevos pensamientos, nuevas caras, nuevas polémicas… porque no somos intelectuales de profesión, sino profesores.

sábado, 1 de agosto de 2009

Aportes de la formación en Ciencias Sociales y en Comunicación en el escenario actual

El esquema escolar de la modernidad obedece y sirve a la racionalidad de científica y técnico instrumental. La sociedad moderna, montada sobre el mito del progreso y con basada en la ética de empoderamiento sobre la naturaleza, necesitaba trabajadores calificados para lograr el dominio total del mundo. Pero en América Latina nunca hubo ni la calidad, ni la cantidad necesaria para lograrlo. La formación en Ciencias Sociales en el modelo de educación moderno se centraba en la imagen del ciudadano. Se lo concebía como un sujeto que formaba parte de una identidad nacional y de una cultura común. A éste se lo educaba con saberes que le sirvieran para actuar adecuadamente en la vida democrática, regulada por el Estado.
Sin embargo, esta postura es hoy más que cuestionada. Los científicos sociales asumen la complejidad de lo real y la diversificación de posibilidades teóricas y epistemológicas. Por ser humanas, las ciencias sociales pueden coexistir diversos paradigmas, condicionados por las ideologías y los supuestos básicos de las comunidades científicas que los desarrollan.
Este proceso de diversificación y complejización crecientes, desde cierto punto de vista, ayuda al desarrollo de las ciencias sociales, en tanto favorece el abordaje de nuevos problemas y el acceso a nuevos espacios sociales.
De aquí que podemos problematizar los hechos de la realidad desde la Comunicación. Sin embargo, pensar que todo es comunicación, es un error que peca de egocéntrico. Sin embargo, visualizar esta cuestión no implica pensarla desde una diversidad de partes. Es necesaria la construcción de una visión global que implique la búsqueda de puntos de encuentro y desencuentro entre diversos escenarios teóricos y metodológicos
La Comunicación se presenta en tanto construcción colectiva de mensajes; es decir, construye en cada receptor un emisor y viceversa. Se trata de entender a la comunicación en tanto práctica social y no como la actividad comercial de los multimedios o como la tarea individual de un periodista célebre. Cuando decimos comunicación, hablamos de una práctica social, cultural, política.
El papel del Comunicador/ Educador debe ser el de sujeto que comunica para transformar, que en su trabajo cotidiano pone en crisis la realidad social, de nada sirve memorizar las recetas, los modelos y los formatos.
Los medios masivos se proponen como mediadores entre los sujetos en una relación, principalmente, de consumo y aislamiento. Como respuesta a esta realidad, la Comunicación debe pensarse como una práctica en la construcción de los lazos sociales.