viernes, 26 de septiembre de 2008

De risas y héroes trágicos


¿Será que la modernidad está repleta de héroes trágicos que no se han podido exhibir y por eso quedamos hipnotizados casi 90 minutos cada vez que ponemos play en el DVD para poder ver "Tiempos Modernos"?
¡Esperen, detengan esa primera escena! ¿Qué, acaso no soy yo la oveja negra? Menos mal que solo por segundos dura mi asociación y puedo pasar a ver la siguiente, donde claramente observo como la masa de obreros entra en la fábrica de la sociedad industrial.
A lo largo de todo el film, se puede observar las rupturas en el sentido del tiempo. Esos procesos por los cuales, el tiempo que antes era valorado por la circulación del dinero y las mercancías, pasa a ser sólo el tiempo de la producción. No solo se hace presente en la imagen del comienzo, donde se ve el reloj, sino a lo largo de todas las actividades que marcan un inicio y un fin de la realización de tareas de fabricación. Se pone de manifiesto el automatismo, que pasa a ser la vida, condenado a la reacción rápida de la rigidez de lo cotidiano.
Es está característica de rigidez lo que somete el término política a un capitalismo que reduce la vida a la simple producción. Y es por ello que todo el personaje que encarna el entrañable Carlitos Chaplin se hace tan condenable por ese tipo de sociedad. El deseo de libertad, o la libertad misma, lo hace sospechoso, por lo que se lo condena y castiga, para enseñarle.
Al destruir, aplastar, el reloj de su jefe, Chaplin está inmovilizando el curso de la sociedad industrial y por eso se lo castiga. Pero se lo sanciona, sobre todo, porque la sociedad ve en él todo lo malo que podría llegar a contener la flexibilidad de la mente y los cuerpos. El tiempo pasa a ser objeto precioso y objeto de disciplina y control que el reloj de pared y el monitor en la fábrica se encargan de ejercer. Los nuevos hábitos respecto al tiempo son puestos en marcha por una multiplicidad de dispositivos desde la división del trabajo a los relojes, y las multas y los estímulos salariales.
Así se nos muestra una realidad individualizada, pero compartida por millones de huérfanos/desocupados. Esa que encierra una pasión y deseo no rígidos que son fatales y en el caso de él, lo conducen a ser un hombre libre pero condenado a la indigencia y vagabundeo para siempre. Aún así, nunca deja de ser hombre, un ser humano. Se da una permanente lucha entre lo que la sociedad le dice que debe ser y lo que el quiere. En esa disputa se condensa la ansiedad del mundo de vivir libre, ese es el sentido del vagabundeo de Chaplin.
La resistencia de él, conduce a leerlo en tanto y en cuanto que el verdadero alcance y el sentido de los movimientos se hallan en el atropello permanente y flagrante que la economía de mercado realiza sobre la economía moral de la plebe. En el caso de Chaplin, es una lucha de poder, pero no sobre los demás sino sobre él mismo.
Por ello, no debe extrañarnos que una bandera en la película cambie de significado según su qué o quién la porte. Debemos comprender a los sujetos políticos como producto de conflictos concretos que se libran en el campo de lo económico y en el terreno de lo simbólico y no pensados desde clases sociales como entidades abstractas.
El protagonista de "Tiempos Modernos", se esfuerza por defender su individualidad y su condición de ser humano. No busca las mejoras materiales en su condición de asalariado. Recoge una bandera que cae de un camión y se convierte en cabeza de en una marcha de reclamo colectivo, por lo cual va preso por primera vez. Sin embargo, a él no parecía interesarle manifestarse.
La práctica política no puede ser pensada por fuera de los lazos colectivos y de pertenencia que forma la cultura. Lo cultural señala la percepción de dimensiones del conflicto social, la formación de nuevos sujetos y formas nuevas de resistencia a lo hegemónico. Son prácticas como la del vagabundeo que se oponen, por ejemplo a ser inmovilizado con una maquina que pretende eliminar los tiempos del obrero y la producción que es ganancia. Es el intento de escapar al accionar que merece por su condición de empleado de fábrica, rol que no eligió por gusto y al cual debería estar atado por el resto de sus días. Es una resistencia que se da en la cultura “no culta”, popular y activa.
Como diría Foucault, la integración en la nueva sociedad tiene precio, las clases populares entrarán a formar parte de la sociedad sólo y en la medida en que acepten ser proletarizados, no sólo por la venta de su trabajo sino por los dispositivos de la disciplina y la moral.
El hombre es en tanto fuerza de trabajo posea. Debe trabajar para vivir y al mismo tiempo procurar mantenerse vivo para trabajar. En la escena de la muerte del padre del personaje coprotagonista de Chaplin, puede notarse esto. El secreto de esta temporalidad esta en su moralidad, la del trabajo. Ella será, luego de ese fallecimiento parte de los improductivos, los marginales, de los peligrosos, de los inmorales que atacan a la sociedad entera; y por ello, deberá ser aislada en la prisión.
Esto se hace imagen en el film cuando él y ella luego de escapar de la policía, se sientan cerca de una casa y ven salir a un hombre rumbo a su trabajo y a su mujer que lo despide en la puerta alegremente. Tanto lo que surge de su imaginación, como lo que él ve en esa escena, son un retrato del ideal domestico de la sociedad en que su personaje esta inserto.
La división sexual del trabajo tiene sus orígenes en el ámbito familiar y como se ve en la película, la división entre hombres y mujeres forma parte de la división social del trabajo. Esta estructura, es típica del capitalismo que se muestra en “Tiempos Modernos”. La división del trabajo es constitutiva de la división social. El mismo Chaplin imagina una escena donde ella se encuentra en la casa, mientras cocina lava, plancha y lo espera a él que salió contento a trabajar.
Es así que se muestra que son pocas las que salen, en esa sociedad, a trabajar. Son las viudas con hijos, las que son sostén de sus padres viejos, quienes no solo se ocupan de la casa sino que también van a trabajar. Así se la proyecta a ella quien consigue el pan con enorme sacrificio y es la respuesta a la extrema necesidad (en oposición a lo que para ellos es un derecho).
Pero algo los une, a pesar de sus diferencias: ambos están acorralados por sus destinos pero a la vez se identifican con el deseo de vivir, de luchar, de ser libres... Será por ello, que no podemos dejar de esbozar una gran sonrisa al final, que agrupa las carcajadas reprimidas a lo largo de toda la película. Y sin dudas, llegamos a la conclusión de que al reírnos de Chaplin, nos estamos riendo de nosotros mismos.

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