viernes, 28 de noviembre de 2008

CAMBIO DE VALORES EN LA POSTMO


“La posmodernidad no implica un cambio en los valores de la modernidad iluminista sino un particular debilitamiento del carácter absoluto de los mismos” . Enmarcado en un contexto de incertidumbre, la categoría de Joven (al igual que tantas otras) esta multideterminada por discursos que a simple vista parecen inconexos, en tanto que se los analiza en función de la metadiscursividad moderna. El entramado estatal-institucional que bajo el paraguas de la modernidad supo colocar a cada categoría de sujeto en un único lugar con limites claros, hoy parece difuso.
Asentada sobre las bases del Iluminismo, La Modernidad situó a la racionalidad y al progreso como hilos conductores del devenir social, consolidándose en una globalidad que involucro al capitalismo como modelo económico al Estado Nación como forma política y a la burguesía como nueva clase social hegemónica.
Con la nueva organización política y económica, la totalidad de ámbitos que forman y recortan los límites de la subjetividad se modificaron y confluyeron constituyendo a un nuevo sujeto. El proyecto Moderno se asentó sobre procesos complejos, abarcando el desarrollo determinados conocimientos, formas de transmisión de los saberes, marcos de significaciones, idea de trascendencia, relaciones interpersonales, y la forma de percibir el tiempo y el espacio, que supusieron un cambio radical sobre lo anteriormente establecido y legitimado.
El entramado institucional, funciono por tanto, como unificador y centralizador de un tipo de subjetividad que se fue constituyendo sobre las marcas que cada institución operaba sobre el sujeto y que podía continuarse y profundizarse en la institución siguiente. Al joven en este marco, le correspondía un lugar angular con un destino claro, el de proyectar su futuro hacia el progreso para lo cual contaba con las posibilidades que unas pocas instituciones bien estructuradas le ofrecian: profundizar sus conocimientos, insertarse en el mundo laboral y formar una familia.
El desplazamiento que estos mecanismos sufrieron al dar paso a la denominada posmodernidad suponen una desarticulación del entramado, que en un contexto en el cuál el mercado ha ganado estructuras al tiempo que el estado las ha ido perdiendo, da lugar a un estallido de opciones sobre las cuales optar para formar la subjetividad.
El joven en la actualidad se encuentra inmerso en esta encrucijada: al tiempo que algunas de las viejas instituciones siguen funcionando cargando sobre si el peso de las ideas modernas, con sus normas, su deber ser y su idea sobre el futuro, otros nuevos marcos se imponen: el consumo como lógica de la libre elección, nuevas relaciones de carácter laxo, la libre competencia en un mercado que impone limites.
A partir de este marco contextual se puede reflexionar sobre las practicas, las representaciones y los sentidos que se juegan hoy en la construcción de las identidades, imaginarios y subjetividades debido a que como analiza, Laclau “Toda identidad es meramente relacional y vulnerable a todo exterior que la subvierta” . Las prácticas del sujeto joven se enmarcan en este contexto y generan lógicas propias que son el resultado dinámico de esta compleja realidad.

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