jueves, 23 de octubre de 2008

CUESTION DE GÉNERO





Un ejemplo de la actitud tomada en la modernidad latinoamericana frente a la cuestión de género es el libro "Forjador" de Luis Arena.[xvi] Este es un libro de lectura en una edición exclusiva para las niñas argentinas. Su autor recomienda que sea leído muy pausadamente pues en ellas se encontrarán relatos de las “buenas acciones, moralizadores y de bellas dotes que son las llaves de oro que abren los corazones de nuestros semejantes”. En su interior las lecturas se presentan en blanco y negro y las ilustraciones también. Las lecturas se presentan ordenadamente según una clasificación temática propia del autor: El herrero armonioso, Campo argentino, Tradición, Campo arado, Mesopotámica, Nuestra tierra, Del pasado, El malón, Nuestros arquetipos, Los animalitos de Dios, El amigo generoso, Primavera, Nubes diáfanas, Gracia plena (sección que mayor cantidad de lecturas tiene: 30 lecturas)

El papel de la mujer como esposa y madre constituyó el paradigma social dominante en todos los estratos sociales El hogar: ámbito predestinado. Sus derechos: relegados:

“La mujer estaba en la casa, criando a los hijos. Pocas trabajaban, las maestras por ejemplo, y las que cocían. No se les ocurría hacer una carrera”, Nelida Maszzenzio 76 años.

Tanto en los textos (no solo escolares) como en las practicas cotidianas de la modernidad latinoamericana, se mostró en gran parte del periodo al rol productivo y reproductivo, como excluyentes (la madre no era igual a la obrera). Lo urgente era poblar. Su valor era genético y reproductivo. Su tarea patriótica era darle hijos a la patria y dejar de lado actitudes egoístas como ser profesional o soltera.

“Daba clase de bordado en la Escuela Profesional de mujeres, a las chicas se les enseñaba cocina, cómo lavar ropa, todos los quehaceres de una casa”, Ana María Cecati, 86 años.

La dupla mujer/madre funcionan como uno (decir mujer, era decir madre, y visceversa). Se las va a construir como sujetos sacrificados que lavan, planchan, cosen ropa, crían hijos,... El hogar era su ámbito por excelencia y el matrimonio/familia su pilar social.

En la modernidad latinoamericana, sus medios de comunicación también hacían referencia a la cuestión de genero con entrelazado con la educación. Cuestiones como la homosexualidad eran pocas veces tratadas. Sobre ello se decía “posiblemente que en este rechazo positivo y consiente del sexo interviene como factor importante, y hasta decisivo, la educación o des educación recibida, además de determinadas frustraciones familiares, sobre todo por la falta del padre o de la madre”.[xvii]

Si bien en este ejemplo de publicación llegaba a manos de latinoamericanos en la década del ’70 era muestra del eurocentrismo del conocimiento existente sobre ciertas temáticas y del fuerte basamento en la ciencia, la tecnología y la racionalidad en pos del progreso.

La revista era leída por un sector selecto de la sociedad que tenía en cuenta que la publicación era dirigida por un sujeto recibido de lacarrera de Sexología en la Universidad de Lovaina en 1971. Aún así, sus ejemplares, sobre todo durante las dictaduras militares en los diferentes puntos de América, fueron objeto de secuestros y procesos diversos.

Respecto al rol del hombre y la mujer, mujer=madre, infertilidad masculina, una de las notas de la revista “Convivencia sexual” se titula “El orgullo herido del marido que se descubre culpable”, y su subtitulo más que subjetivo dice “virilidad herida”: “Juan Manuel no aceptaba que “la culpa” fuera de él. Nunca lo había ni pensado ni imaginado. Ni, de hecho, lo hubiera jamás pensado de no haber sido así… Juan Manuel era un hombre más bien engreído y autoritario. Su engreimiento iba parejo con la pasividad de Ana”[xviii]

Este cuestionamiento de hombre=macho, es poco habitual en los medios de la época. Por lo general lo que se encontraba en revistas y radio, sobre todo, era una doble imagen de la mujer: la de madre y esposa en contraposición a la de mujer sexualmente liberada. En esa misma sintonía se mostraba al hombre como productor y a la mujer, reproductora. Para las revistas femeninas, la verdadera naturaleza de la mujer era la sumisión al hombre, su objetivo era el matrimonio y su realización llegaba con la maternidad. Todo ello con un determinismo biológico de la naturaleza femenina y masculina.

“Y mi vida se fue acomodando a la de él, a lo que hacían ellos, a su trabajo, así que empecé a trabajar en la panadería, por ese momento las mujeres mucho no trabajaban y de hecho yo era la única, mis demás compañeros eran todos hombres”, comenta Fanny de 81 años.

Se podría hablar de una mujer domestica, de una domesticidad que superaba a la mujer=madre (pero nunca la dejaba de lado). Las mujeres estaba a cargo de los niños, el hogar y la moral, y la sentimentalizada madre ejercía su influencia de modo tal que el método de educación era persuasivo más que coercitivo. Esta característica le aseguraba a la mujer el poder indirecto de la influencia.

“En la Iglesia no solo nos encontrábamos para la misa sino para el grupo de mujeres... Nos reuníamos para juntar ropa, comida para los que mas lo necesitaban. Eso le daba prestigio a la familia y a papá”, afirma Cecilia Cerruti.

El origen de la aparición de la imagen "Cosmo" contemporánea radica en la revolución sexual de los años '60, cuando la aparición de la píldora anticonceptiva ofreció a las mujeres la posibilidad de elección sobre su salud reproductiva. Imagen que tardaría en llegar a América Latina pero que, al mismo tiempo, puede ser leída desde esta región como otra versión de la imagen pasiva tradicional de la mujer.

“Tengo recuerdos muy borrosos de haber escuchado a mi mamá horrorizada por las polleras casi hasta el piso, con cinturón bajo el busto, que usaba una parienta que venía de visita de EEUU. Claro, mi mamá acostumbrada a los vestidos simples, sueltos y de hombros cuadrados, se enfrentaba a la femeneidad en persona (…) Igual, le duró poco, creo, porque después usó (…) todo ese look que nos distinguía de los hombres”, confirma Cerrutti.

Como se ve reflejado en el comentario de Cerrutti, la liberación sexual se presenta como un nuevo instrumento para agradar al hombre, y esto se logrará mediante el consumo de productos que favorecen el atractivo sexual.

Reflejo de las relaciones de producción, la familia moderna reitera sin embargo la estructura jerárquica de las sociedades premodernas[xix].

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