La modernidad es un concepto que puede entenderse, por ejemplo, como el proyecto de imponer la razón como norma trascendental a la sociedad. Surge en Europa occidental y, con el tiempo, se expande hasta volverse mundial. Este proceso, que atraviesa por diversas etapas, desemboca en la generalización del mundo de la mercancía y en la consolidación de los Estados modernos.
Intentar decir todo sobre la modernidad, sobre la modernidad en América Latina, sería una utopía. Se pueden trazar rasgos generales que permitan acercarse a la cuestión; pero no se ahonda en las particularidades si se pretende comprender globalmente este conjunto de historias, regiones, tradiciones, que conviven geográficamente. A pesar de la multiplicidad, es posible bosquejar cuestiones comunes que hacen a la diversidad. A partir de allí, se deberá comprender la modernidad como un discurso, una organización social que se convive y permea componentes como el sujeto, el tiempo, la institución, el espacio, la cultura.
La modernidad latinoamericana va a surgir de la organización social previamente establecida, de una tradición socialmente configurada. Es decir, a partir de sus propias dimensiones y experiencias, comprensión y explicación de la realidad o las realidades de la región se da la introducción a la problemática de la modernidad en América Latina.
Esta modernidad no es igual que la europea; es híbrida, es fruto de mediación que tiene su propia trayectoria.
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